El pasado 27 de marzo hizo 10 años que inauguramos la Sexta. Fue un proyecto apasionante, al que dedicamos nuestros mayores esfuerzos para conseguir uno de los primeros canales de televisión tapeless de nuestro país, y que se convertiría en un referente de nuestro sector.
El año 2005 me vi involucrado en el que seria uno de los más importantes y exigentes proyectos de mi trayectoria profesional y que transformó mi forma de entender la televisión. Hasta ese momento había implementado diversos canales de televisión, pero siempre de dimensión modesta y basados principalmente en cintas.
La Sexta nació ya en plena era digital y el encargo era el de diseñar un canal totalmente tapeless, donde las cintas se quedaran en la puerta del canal, solo para aquellos proveedores que aún usaban ese medio para enviar los contenidos.
El reto era ambicioso ya que, además del concepto ‘sin cintas’, el canal debía tener dos sedes. Las noticias y la producción se harían en Madrid y el playout estaría basado en Barcelona. Y eso, en 2006 no era tan trivial como nos puede parecer 10 años después. El requerimiento era que, aunque hubieran más de 600 km entre las dos sedes, la instalación debía funcionar como si fueran dos pisos del mismo edificio. Y gracias a nacer digitales lo conseguimos. Utilizando cintas hubiera sido imposible, pero con ficheros el tema era más fácil. La conectividad entre las sedes se convirtió en nuestra autopista por donde transferíamos los ficheros a alta velocidad.
Pero lo más importante de todo fue el equipo que se formó y que, como acostumbra a pasar en estos casos, fue la clave para el éxito del proyecto.
Nos juntamos un grupo de profesionales con perfiles muy diversos como financieros, técnicos, consultores, operadores, productores y gente de contenidos. Y no quiero olvidarme de los fabricantes de tecnología, de los proveedores que nos apoyaron. Todos pusimos lo mejor de cada uno para hacer realidad el proyecto.
Un equipo multidisciplinar como el que se formó, aporta mucho al proyecto, le da una dimensión transversal que repercute en una visión mucho más amplia, mucho más ambiciosa, y le da un valor que, en esos momentos, nadie alcanzó a vislumbrar. Creo que todos aprendimos mucho de todos. Nuestro conocimiento se amplió y pudimos descubrir nuevos puntos de vista, nuevas perspectivas en un negocio del que, al inicio, cada uno solo sabía su parte.
Como comentaba antes, mi experiencia en ese momento, aunque bastante amplia, era limitada a la técnica y la producción. Era un experto en televisión pero solo de una parte. Nunca había oído hablar de procesos, de procedimientos, de integraciones, ni tan solo de gestión. En la Sexta descubrí que la televisión es un negocio que debe gestionarse como cualquier otro, que la improvisación debe ser el último recurso, que la exigencia de un canal nacional no tenía nada que ver con lo que había vivido hasta el momento y que la técnica, mi baza hasta entonces, era solo una parte de la foto, de la big picture.
Aprendí que para la gestión se necesitan sistemas de soporte, que existen métricas, KPIs, reglas de negocio, que antes que nada hay que resolver los retos intelectualmente, que la parte técnica siempre se arregla y que lo más importante es el equipo y las personas.
Pero sobre todo, lo más importante que aprendí es que hay que ser humilde y tener la capacidad de absorber los conocimientos y los puntos de vista de los demás.
Empecé el proyecto con una visión parcial, y lo acabé 5 años después con una amplia visión de la gestión del negocio, que fue la semilla de lo que hoy es Ebantic. Seguramente debo todo lo que soy ahora a ese proyecto. Obviamente en 5 años no lo aprendí todo, pero si que relativicé lo que ya sabía y aproveché al máximo la experiencia y el conocimiento de los que me rodeaban
Gracias a todos los que fueron integrantes de ese equipo fantástico. No nombraré a nadie por miedo de dejarme a alguien, pero estoy seguro que cada uno de ellos se sentirá identificado cuando lea este post. Me siento muy orgulloso de haber formado parte de ese proyecto que cambió mi visión del mundo.